- Porque no me puedo engañar a mí misma .
Y así era mi vida. Vivía con una fe ciega, esperando que llegase el día en el que consiguiera guardarse el orgullo en el bolsillo y al menos dignarse en terminar lo que quedamos a medias. Mi vida giraba entorno a él, y el echo de querer a otra persona me quedaba demasiado grande.